Queridos feligreses:
Permitidme manifestaros que yo también necesito un poco de fiesta de
prau y salir de tantos atolladeros en que me meten y lo que es peor, me meto… necesito
veros, repartir el regalín de la Virgen de Covadonga que hago disimuladamente
no sea que algún laiquín se enfade. Los pinchos estarán bien, les tortielles
estarán sabrosines y siempre encontramos gente para compartir sonrisas,
recuerdos y algún que otro beso, que las fiestas están para eso.
En estos tiempos atropellaos donde cada día somos un número más y donde
la tentación de dominarnos y no escuchar razones para una buena convivencia
está a la orden del día, en nuestra parroquia las dos asociaciones cumplen con
éxito el crear fraternidad y buena convivencia.
Permitidme una de esas conversaciones de chigre que me encantan. La
persona en cuestión se llama Juan (no corresponde su nombre) ocurrió hace unos
meses un domingo. Pasas en el coche y te preguntas porque no pararte un poco.
En un buen chigre encuentras compañía y gente que te anima. No era tarde, me
encontré con Juan, la única persona que estaba allí.
-Buenos días, dije
-Buenos días Sr. Cura, parece un poco cansado.
-Sí, es verdad, me sucede a veces.
-El otro día le dije a mi mujer, que pensaría Vd., que no me ve nunca en la Iglesia.
-Juan, te voy a decir una cosa, la mejor misa es ésta el respeto mutuo y que siempre que me ves me recibas con esa alegría aparte de pagarme el vasu jeje. Es lo que se te pide Juan y tu cura te lo agradece y claro, vernos en la fiesta por la noche.
-Mire a veces lo paso muy mal me dice Juan ya sabe los trabayos que hice en mi vida, por la noche me falta aire pero si viera que me acuerdo de mi madre y de cuanto ella rezaba y como nos alimentaron a ocho hermanos con tanto sacrificio que pienso que lo mío no es nada.
-Me alegro Juan de verte por aquí y ya sabes quiero que sepas que ser amigos en esta sociedad tan egoísta es un regalo de Dios.
Cuanto bien se puede hacer en una fiesta. Que disfrutemos de la
Sacramental de Roces, de tanta gente buena y sencilla y no tengamos la
tentación de buscar los caminos de la soberbia y del orgullo que producen
deshumanización y división.
Felices fiestas, vuestro párroco.