sábado, 7 de mayo de 2016

Carta a los padres. Primeras Comuniones

La comunidad parroquial de Roces se siente en estos días madre, amiga y evangelizadora de vuestros hijos e hijas. Vuestros catequistas y la comunidad han intentado transmitirles la alegría de una iglesia amiga, de rostro hermano, llena de inquietudes, cercana a quienes más lo necesitan. Todos los domingos a las 10.30 hasta la 12.45 hemos estado durante dos años con la conciencia de que el Señor nos acompañaba en ese camino difícil de la transmisión de la fe. Gracias a todos, por habernos confiado vuestros hijos, estamos convencidos que la comunión  que compartiremos todos es el mismo Jesús que la Iglesia ha proclamado en el mundo: que Jesús ha vencido el mal salvando al hombre de la desesperación y de la soledad hermética, en la que la vida se cierra, donde solo el dinero, el individualismo y el vicio corroe la sociedad, engendrando el mal.

En un libro de Ernesto Sábato se describe la vida con esta amarga constatación  “los muros de este infierno serán cada día más herméticos“. Son las palabras de un hombre que había destruido todo lo que él más amaba, son palabras sin esperanza, la desesperación de sentirse solos ante el mal y que nadie podrá entrar dentro de él.
Es ahí donde Cristo se conmueve ante la humanidad humillada y perdida.
Jesús entra y se conmueve invitándonos a ver en la fe un camino de luz y esperanza. El encuentro de Jesús en el evangelio nos invita a dejarle entrar. En la medida que entra dentro de nuestros muros, también en los sitios más oscuros se pude iniciar un camino lleno de luz y esperanza que es lo que necesitan nuestros hijos para una vida plena y feliz.
La belleza de la fe, de vivir como hermanos, de disfrutar de la sinceridad y la obediencia de vuestros hijos es el fruto del trabajo que hemos hecho.  

Deseo vivamente que os encontréis con el Señor a través de vuestros hijos y del encuentro con vuestro sacerdote que representa la compañía de la Iglesia que os quiere como hijos.
Los catequistas y toda la comunidad cristiana de Roces se une a la alegría del encuentro con El Señor que se hará presente encada uno de vuestros hijos e hijas y que seamos todos una pequeña luz que ayude a nuestra sociedad a buscar el bien.

Con afecto vuestro párroco

miércoles, 4 de mayo de 2016

En lo hondo del dolor, el alba de la resurrección

Durante cuarenta años he dado clase en una escuela primaria concertada. He trabajado a diario desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde, podía variar ese tiempo. Han sido los más bellos de mi vida. Este trabajo ha sido mi pasión quería amar y ser amada. Estas son las motivaciones que me han impulsado a respetar los horarios y, después de volver a casa  a corregir los deberes y programar las clases sobre todo a darlo todo para educar a estos niños con tantos problemas didácticos  y dificultades de comportamiento.

Educar significa sacar lo mejor de cada alumno y saber más allá de sus dificultades del presente, tan complejo y problemático. Fui aprendiendo a trabajar y ver en cada uno de mis alumnos sus talentos mas allá de todas sus dificultades, de manera que el niño pudiera afianzar su autoestima. Esto parece fácil decirlo, pero saber más allá es la verdadera dificultad que hay que acometer para poder educar ya que todos somos proclives a juzgar teniendo en cuenta solo el presente.

Al cabo de cuarenta AÑOS DE TRABAJO–PASIÓN entró en mi la enfermedad. Todo cambió de repente. Me vi obligada a tomar medicamentos fuertes a causa del dolor por la metástasis, fui perdiendo mi autonomía  y me cuesta caminar. 
En esta circunstancia he conocido la minusvalía pero no he perdido mi serenidad. He vuelto a descubrir los valores que llenan mi vida, el calor de mi familia, el sufrimiento de tantas personas que pasan por la misma prueba que yo y he comprobado que en el hondo del dolor y en la oscuridad de la cruz se anuncia un alba de resurrección

Entiendo ahora que hace falta coraje para afrontar la enfermedad para hablar de ella para hacer como si nada, y para decir a los demás que hace falta la fe para poder luchar. Esto es el cauce que se me brinda para anunciar a todos que Cristo ha resucitado.

María (ex maestra de un colegio concertado)