En tiempos no muy remotos, a finales del siglo
XVIII, época de Jovellanos, las familias acomodadas de nuestra ciudad, buscaban
su descanso estival en las campiñas que se extienden por las parroquias de
Roces, Mareo y la Pedrera.
Queda recuerdo de ello en las varias construcciones
de este estilo que aún se conservan y sirven para los fines para los que fueron
levantadas.
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Interior de los depósitos de agua. |
Aprovechando el tranvía que finaliza en el Llano,
cerca de la antigua fábrica de Orueta, enfilamos el camino que nos lleva al
famoso y antiguo santuario de Nuestra Sra. de Contrueces, pasa por delante de
los depósitos de agua y desemboca en la carretera Carbonera, para continuar por
otro camino hasta el empalme con la carretera general de Adanero (carretera de
Oviedo).
Este camino Real de Contrueces, que como dejamos indicado, bordea el
antiguo palacio de los Obispos de Oviedo, hoy seminario de los PP. del Corazón
de María y antes Casa de la familia Ruíz Gómez que lo adquirió cuando la
desamortización, hacia el año 1.843, fue objeto de más de un pleito entre el
obispado, el ayuntamiento gijonés y la Casa señorial de San Andrés de
Cornellana, propia de la ilustre familia gijonesa de los Menéndez de Valdés.
Nada de particular ofrece en el trayecto Contrueces-carretera
Carbonera, si se exceptúan los ya mencionados depósitos de agua (antiguo y
moderno) y unas notables canteras abandonadas, que existían en sus
inmediaciones, en una de las cuales aparecieron resto de enterramientos que,
por encargo de don Julio Somoza nos cupo la suerte de estudiar, atribuyéndolos
a la época de la famosa peste gijonesa, en la que la Justicia y Regimiento de
la Villa se trasladaron a Contrueces.
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D. Pedro Hurlé |
Extracto de un escrito, mecanografiado, del erudito
gijonés Pedro Hurlé Manso (1903-1988) conservado en la biblioteca del Padre
Patac.