miércoles, 10 de febrero de 2016

Excursión por Roces en los años 40. (Primera parte)

En tiempos no muy remotos, a finales del siglo XVIII, época de Jovellanos, las familias acomodadas de nuestra ciudad, buscaban su descanso estival en las campiñas que se extienden por las parroquias de Roces, Mareo y la Pedrera.
Queda recuerdo de ello en las varias construcciones de este estilo que aún se conservan y sirven para los fines para los que fueron levantadas.

Interior de los depósitos de agua.
Aprovechando el tranvía que finaliza en el Llano, cerca de la antigua fábrica de Orueta, enfilamos el camino que nos lleva al famoso y antiguo santuario de Nuestra Sra. de Contrueces, pasa por delante de los depósitos de agua y desemboca en la carretera Carbonera, para continuar por otro camino hasta el empalme con la carretera general de Adanero (carretera de Oviedo). 

Este camino Real de Contrueces, que como dejamos indicado, bordea el antiguo palacio de los Obispos de Oviedo, hoy seminario de los PP. del Corazón de María y antes Casa de la familia Ruíz Gómez que lo adquirió cuando la desamortización, hacia el año 1.843, fue objeto de más de un pleito entre el obispado, el ayuntamiento gijonés y la Casa señorial de San Andrés de Cornellana, propia de la ilustre familia gijonesa de los Menéndez de Valdés.

Nada de particular ofrece en el trayecto Contrueces-carretera Carbonera, si se exceptúan los ya mencionados depósitos de agua (antiguo y moderno) y unas notables canteras abandonadas, que existían en sus inmediaciones, en una de las cuales aparecieron resto de enterramientos que, por encargo de don Julio Somoza nos cupo la suerte de estudiar, atribuyéndolos a la época de la famosa peste gijonesa, en la que la Justicia y Regimiento de la Villa se trasladaron a Contrueces.


D. Pedro Hurlé
Extracto de un escrito, mecanografiado, del erudito gijonés Pedro Hurlé Manso (1903-1988) conservado en la biblioteca del Padre Patac.

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